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Pero tengo algo contra ti…

Pero tengo algo contra ti: Que has dejado tu primer amor…

Siempre he escuchado que la frase “tu primer amor” se refiere a esa euforia que nos caracterizó al principio de nuestra conversión, a ese entusiasmo de contarles a todos los que nos ha sucedió, a que las manos nuestras eran las primeras que se levantan cuando se pedía ayuda, y así se ha manejado…pero:

¿Puede alguien que ha perdido su entusiasmo y pasión “Trabajar arduamente”?

¿Así mismo alguien desmotivado puede tener “Mucha paciencia”?

¿Puede alguien que se cuida hasta del más mínimo detalle guardarse al punto de “No soportar a los malos”?

¿Puede alguien que no se ha propuesto escudriñar las escrituras descubrir el engaño “de los que se dicen ser apóstoles y no lo son y hallarlos mentirosos”?

¿Pueden estas personas sufrir? ¿Y  no desmayar?

No, yo creo que no, más bien me parece que la critica va mas enfocada precisamente al “enfoque” de nuestras actividades, ¿Por qué trabajas tanto? ¿Qué te motiva a saber tanto de la Palabra? ¿Es amor hacia Dios o es querer alcanzar un grado de intelecto más allá del promedio de los demás?

Trabajas para el Reino de Dios o trabajas para que te notes. Dice la Palabra “Nada hagáis por contienda o por vanagloria.” Que te motiva a actuar, crear una ola de choque con que derribes a los demás cuando reciban el golpe en la cara de la muestra de tu talento y trabajo. O “pararte el cuello” al recibir el reconocimiento y crédito, al recibir tú los aplausos que son para Dios.

¿Deseas ser reconocido por los demás como una persona piadosa? Y mira que el objeto del deseo no es lo malo, Dios demanda de nosotros que seamos piadosos, lo malo es querer ser piadosos para que los demás reconozcan nuestra devoción. Llegado a este punto, no sé si me estoy dando a entender…

¿Puede una Iglesia estar metida en tantas actividades y dejar el amor a Dios a un lado? La respuesta es Si. Precisamente es lo que se le imputa a la Iglesia de Éfeso, mucho trabajo, mucha preparación…pero en que punto se bajaron del amor de Dios en que viajaban. “Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor…” lo que debería ser tu fuente de pasión, el centro de tus motivaciones a quedado a un lado y ahora trabajas y trabajas incluso tal vez,  para mantener el buen nombre de tu iglesia, o tal vez por no ser señalado como un pasivo en la iglesia. “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?  Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” Que fuerte, pero por eso es la advertencia, no desvíes tu mirada ni a un lado ni para el otro, el centro de tus motivaciones debe ser tu amor a Dios. “Más buscad primeramente el reino (reinado, dominio de Dios en tu vida) de Dios y su justicia y todo lo demás vendrá siendo añadido”

¿De que clase de amor habla este verso? Habla del único tipo de amor que Dios espera de nosotros, de ese amor que él nos ha compartido a través de Jesús. ¿Cómo debe ser ese amor en nuestro servicio y trabajo a Dios? Veamos que se le dice precisamente a la iglesia de Éfeso.

Efesios 1:15 “Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos,”

Efesios 3:16 – 19 “para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.”

Efesios 4: 1-6 “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,  solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;  un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;  un Señor, una fe, un bautismo,  un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.”

Efesios 4:14-16 “para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor

Efesios 4:22-27 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.

Empiezas a notar como en nuestra relaciones interpersonales en la iglesia, del día a día, sutilmente empezamos a alejarnos de ese “Primer amor” o mejor parafraseado “Ese amor primordial” o “Dejamos de darle la importancia a lo primero, esto es, el amor”. Se habla de soportar, decir verdad, conducirse, de despojarse, de cimentarse o mejor dicho hacer una base firme y que esta sea el amor, o sea que tu amor al paso del tiempo sea siempre el mismo, permanezca inalterable, porque el objeto de tu amor lo es, porque la fuente de tu amor lo es, esto es “Dios es amor”.

Efesios 4:31-32 “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”

¿Estás haciendo toda tu labor en la iglesia del Señor tomando en serio la preminencia del amor ante todo? O como dicen por ahí “Ya salió a relucir el cobre”. ¿Te conduces íntegramente en casa, oficina, escuela, trabajo, iglesia…? ¿Hablas siempre verdad?

Efesios 5:1-4 “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.  Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.”

Ese amor tiene que ver mucho con tu trato con los demás, más de lo que te imaginas…Leamos  1 Juan 4:20 “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?”

¿A que Amor dice que no le hemos dado la prioridad en nuestras vidas? Tenemos que leer 1 Corintios 13, si, ya sé que lo sabes, pero lo hagamos de nuevo ¿te parece?

“La preminencia del amor (¿Primer amor? ¿Primero el amor?)

Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;  no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.  Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. ”

A estas altura, ya debes haberte dado cuenta que no se trata de cuanto haces, sino de la actitud con que lo haces, no se trata de a quien lo haces sino como para quien lo haces, no se trata de ti…se trata de Dios. Cualquier diferencia y desacuerdo que nos lleve a romper el vínculo de la paz es un peligro para mantener el amor en un lugar primario, normalmente tendemos a desplazarlo cuando se trata de argumentos egoístas…

¿Cómo puedo mantener entonces el amor siempre en mi vida?

Consagrándote a Dios cada día. Permitiendo que el Espíritu Santo nos llene, nos inunde, nos colme, nos posea, sumergiéndonos en la vida de Jesús, santificándonos… “santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad” Efesios 5:8 “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz   (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad),”

Para concluir

Efesios 5:15-18 “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,  aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,”

En toda tu vida, en todo tu servicio, en todos tus actos debes examinarte si estas actuando conforme al corazón de Dios, si consideras a los demás como superiores a ti mismo, si amas; en pocas palabras,  con ese amor que no se finge…Apocalipsis 2.10 “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete…” el caer no es un caer súbito sino mas bien algo parecido a irse deslizando…por eso debemos ser diligentes, cuidadosos. ¡Eso es sabiduría! No aquella que se basa en nuestra propia opinión, sino en la palabra de Dios como ya hemos visto. Algo con que quiero concluir es que seamos en todo lo que hagamos ¡Auténticos! Auténticos hijos Dios

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